Cuando percibía que las cosas no tenían remedio, una serie de acontecimientos inesperados pusieron de manifiesto mi trauma central no resuelto, que es tan oscuro que era difícil de afrontar.
La experiencia humana se ha caracterizado por el miedo y el sufrimiento y todos tenemos las manos manchadas de sangre. Sin embargo, para entrar en líneas de tiempo mejores y más elevadas, tenemos que perdonarnos a nosotros mismos para cortar los lazos con el pasado.
Me vi obligado a mirar algunas de mis sombras reprimidas y me di cuenta de que he estado haciendo lo que percibía en los demás, es decir, utilizar las fantasías de relaciones románticas como una distracción de mi viaje de curación interno.
Solicité una lectura de la palma de la mano, que me proporcionó interesantes pistas sobre mis guías espirituales, encarnaciones anteriores y el destino de mi alma.
La señorita que trabajaba conmigo y yo nos separamos después de una obra de teatro muy dramática. Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar abiertamente mis emociones, aunque me dé miedo.
Otra sesión de curación produjo una visión de la reactivación de una vieja locomotora de vapor, donde me encontré con Nikola Tesla, que me proporcionó una mejora de mis capacidades superiores.
Después de aclarar algunos de mis propios traumas, que bloqueaban mi visión, me di cuenta de que nuestras creencias religiosas son manipuladas por entidades inferiores para evitar que nos enfrentemos a nuestras sombras más oscuras.
La principal lección que he aprendido al vivir en la gran ciudad es que el dolor es un excelente maestro y una parte necesaria de la vida. Cuanto más rápido lo aceptemos, aprendamos de él y sigamos adelante, más fácil será la vida.
Me di cuenta de que sólo si alcanzamos los niveles más altos de amor propio, podemos amar incondicionalmente a las personas que nos rodean.
Durante una sesión chamánica, me encontré de repente en un sarcófago en la cámara funeraria de una pirámide del antiguo Egipto.